martes, 8 de mayo de 2012

Técnicas y temas del oficio – El narrador (3 de 4) – Parte 3 de 5


Narrador testigo de los diálogos

Es el que presenta el acontecer a través de las voces de los personajes.
Para algunos escritores, como Luis Mateo Díez, el diálogo es una técnica a través de la cual se consigue conocer mejor a los personajes y hacer avanzar la acción. Lo expresa diciendo:

“Entre lo significativo y lo utilitario encuentra el diálogo su punto más adecuado como técnica expresiva, el equilibrio idóneo para ese servicio a la historia, al desarrollo de la acción. Ese es el término de perfección al que más me gusta aspirar en la novelas que escribo: un diálogo que nunca es inocuo, innecesario, que siempre aporta algo al conocimiento de las voces que lo sostienen y que nunca es ajeno a la acción que se produce”.




Ejemplo:
“-¿Dijo su amo o sus amos? – quiso saber la posadera.
El niño se rascó la cabeza pensativo.
-No sé. No me fijé
- Eres tonto. No se te puede mandar a ningún lado.
- Da igual –interrumpió una vecina-. Si los hicieron pasar porque los estaban esperando y dices que lo que traían en las mulas era ropa de mujer…
-Yo no vi nada -dijo la posadera-. Eso fue lo que me dijeron ellos. Pero los cofres venían cerrados. No sé si mentirían.
-No, no era mentira –saltó el niño.”

Carmen Martín Gaite, Dos relatos fantásticos



Narrador testigo evocador de los hechos presenciados

Es el que relata el acontecer en tiempo pasado. Es un simple amanuense de lo que recuerda que ha pasado delante de él. Como todo narrador testigo, se prohíbe cualquier juicio o intrusión en la conciencia de sus personajes. La novela policiaca ha sido el género que más ha utilizado este recurso, pues le permite desarrollar la psicología de la conducta mediante la señalización de los gestos, actitudes y palabras de los personajes.

Ejemplo:
“Las primeras rachas fuertes vinieron al acabarse octubre. Siguió una lluvia gorda, incansable. Ennegrecían las piedras y se ensuciaba la cal de las paredes. Poco a poco enfrió el aire. Sobre la mancha oscura de los pinares amarilleaban castaños solitarios. Por San Martín había llegado el invierno.
El padre Eugenio dejó de hacer el viaje a pie, desde el monasterio, cada mañana. Cabalgaba la mula y le cobijaba el paraguas. La mula quedaba amarrada a una argolla en el corral de un tabernero que la cuidaba y le daba pienso por cuenta de Carlos Deza. El padre Eugenio subía apresurado la calle, bregando contra el viento. Se envolvía en la capa parda y daba grandes zancadas. Las tenderas le veían pasar y se santiguaban.
Decía alguna:
-Tiene el demonio dentro. Dicen que le sale a los ojos.”

Gonzalo Torrente Ballester, Los gozos y las sombras


Narrador testigo transcriptor

El narrador presenta la historia como si fuese un simple transcriptor de un documento, real o ficticio, pero presentado como auténtico, y del que anuncia ser editor, compilador, traductor o redactor.
Acumula pruebas e indicios de la realidad con el afán de imparcialidad y credibilidad de lo narrado.

Ejemplo:
“En un ejemplar del primer volumen de Las mil y una Noches (Londres, 1839) de Lane, que me consiguió mi querido amigo Paulino Keins, descubrimos el manuscrito que ahora traduciré al castellano (…)
Traduciré fielmente el informe, compuesto en un inglés incoloro, sin permitirme otras omisiones que las de algún versículo de la Biblia y la de un curioso pasaje de las prácticas sexuales de los Yahoos que el buen presbiteriano confió pudorosamente al latín. Falta la primera página.”

Jorge Luis Borges, El informe de Brodie


Otro ejemplo:
“Esta es la historia de un hombre que contaba su amistad ideal e intelectual con otro hombre. El hombre –un novelista- que había narrado su amistad con ese otro, se llamaba pongamos Virgilio Valdés y el otro se llamaba pongamos Gabriel Andarán. Yo vengo pues, a ser meramente el ‘tercer hombre’; o sea el hombre que ordena y da al público esta crónica novelesca y ficticia de conversaciones y de ideas entre otros dos…”

Eduardo Mallea, Gabriel Andarán


Recordar:
Podemos enfocar el mundo que deseamos relatar (real o imaginario) y señalar únicamente lo que abarca la mirada, sin acotaciones, sin trasmitir las asociaciones de todo tipo que ocupan nuestro pensamiento mientras miramos. Entonces, estaremos trabajando desde un narrador testigo.


El narrador actúa como una cámara

Alain Robbe-Grillet realiza un paralelismo entre la manera de enfocar de un narrador testigo y la de una cámara:

“El cine…, tenga o no un personaje al que atribuir el punto de vista, se ve absolutamente obligado a precisarlo siempre; la fotografía debe tomarse desde algún lugar determinado, así como la cámara debe hallarse en algún sitio. Si los cambios de plano se operan en el decurso de una descripción, no pasarán inadvertidos; deberán, pues, justificarse de alguna manera. Para describir mi habitación abarrotada de libros, el objetivo escogerá un ángulo de visión que pueda dar una idea de conjunto de tal visión; o bien recorrerá las paredes para acabar fijando su mirada en un punto particularmente cargado; o incluso hará que se sucedan una serie de vistas fijas características…, etc. Si la cámara quiere mostrar que también hay libros en los armarios o en las cómodas, convendrá que estos muebles estén abiertos. En cuanto a los libros que hayan sido metidos bajo la cama, no podrán aparecer delante del espectador si no hay alguien o algo que los saque a la luz.”



Nota personal: quizás penséis ‘¡cuánto tipo de narrador testigo!, ¡cuánto tipo de narrador en general!’ y es cierto, existen infinidad de ellos, y mi consejo es que no tratéis de aprendéroslos todos, aunque sí que tengáis un pequeño resumen por si alguna vez tenéis dudas de qué tipo emplear, no desde luego en las primeras fases de nacimiento de vuestro relato o novela, ya que pienso que ese proceso creativo debe ser totalmente libre. Luego, vosotros mismos os daréis cuenta de que con un tipo de narrador lo que tratáis de relatar gana en fuerza y belleza, pero eso será después, cuando estéis depurando vuestra obra, y os toque reescribir más de una vez párrafos e incluso capítulos enteros para llegar a lo que queréis llegar…


Recapitulando…


1 El narrador testigo observa la escena con muy pocas alusiones a sí mismo.

2 Está determinado por la fotografía y el cine.

3 Cuenta a dúo con el lector.

4 Ve sólo lo que abarca su visión.

5 Le da libertad al lector para que complete la historia.

         6 Narra alejándose de los hechos o como testigo habitual.

7 Sus variantes son: testigo presencial, testigo de los diálogos o transcriptor.

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