Narrador
testigo de los diálogos
Es el que presenta el acontecer a través de las voces de los
personajes.
Para algunos escritores, como Luis Mateo Díez, el diálogo es una técnica
a través de la cual se consigue conocer mejor a los personajes y hacer avanzar
la acción. Lo expresa diciendo:
“Entre lo significativo y lo utilitario encuentra el diálogo su punto
más adecuado como técnica expresiva, el equilibrio idóneo para ese servicio a
la historia, al desarrollo de la acción. Ese es el término de perfección al que
más me gusta aspirar en la novelas que escribo: un diálogo que nunca es inocuo,
innecesario, que siempre aporta algo al conocimiento de las voces que lo
sostienen y que nunca es ajeno a la acción que se produce”.
Ejemplo:
“-¿Dijo su amo o sus amos? – quiso saber la posadera.
El niño se rascó la cabeza pensativo.
-No sé. No me fijé
- Eres tonto. No se te puede mandar a ningún lado.
- Da igual –interrumpió una vecina-. Si los hicieron pasar porque los
estaban esperando y dices que lo que traían en las mulas era ropa de mujer…
-Yo no vi nada -dijo la posadera-. Eso fue lo que me dijeron ellos. Pero
los cofres venían cerrados. No sé si mentirían.
-No, no era mentira –saltó el niño.”
Carmen Martín Gaite, Dos relatos fantásticos
Narrador
testigo evocador de los hechos presenciados
Es el que relata el acontecer en tiempo pasado. Es un simple
amanuense de lo que recuerda que ha pasado delante de él. Como todo narrador
testigo, se prohíbe cualquier juicio o intrusión en la conciencia de sus
personajes. La novela policiaca ha sido el género que más ha utilizado este
recurso, pues le permite desarrollar la psicología de la conducta mediante la
señalización de los gestos, actitudes y palabras de los personajes.
Ejemplo:
“Las primeras rachas fuertes vinieron al acabarse octubre. Siguió una
lluvia gorda, incansable. Ennegrecían las piedras y se ensuciaba la cal de las
paredes. Poco a poco enfrió el aire. Sobre la mancha oscura de los pinares
amarilleaban castaños solitarios. Por San Martín había llegado el invierno.
El padre Eugenio dejó de hacer el viaje a pie, desde el monasterio,
cada mañana. Cabalgaba la mula y le cobijaba el paraguas. La mula quedaba
amarrada a una argolla en el corral de un tabernero que la cuidaba y le daba
pienso por cuenta de Carlos Deza. El padre Eugenio subía apresurado la calle,
bregando contra el viento. Se envolvía en la capa parda y daba grandes
zancadas. Las tenderas le veían pasar y se santiguaban.
Decía alguna:
-Tiene el demonio dentro. Dicen que le sale a los ojos.”
Gonzalo Torrente Ballester, Los gozos y las sombras
Narrador
testigo transcriptor
El narrador presenta la historia como si fuese un simple transcriptor
de un documento, real o ficticio, pero presentado como auténtico, y del que
anuncia ser editor, compilador, traductor o redactor.
Acumula pruebas e indicios de la realidad con el afán de
imparcialidad y credibilidad de lo narrado.
Ejemplo:
“En un ejemplar del primer volumen de Las mil y una Noches (Londres,
1839) de Lane, que me consiguió mi querido amigo Paulino Keins, descubrimos el
manuscrito que ahora traduciré al castellano (…)
Traduciré fielmente el informe, compuesto en un inglés incoloro, sin
permitirme otras omisiones que las de algún versículo de la Biblia y la de un curioso
pasaje de las prácticas sexuales de los Yahoos que el buen presbiteriano confió
pudorosamente al latín. Falta la primera página.”
Jorge Luis Borges, El informe de Brodie
Otro ejemplo:
“Esta es la historia de un hombre que contaba su amistad ideal e
intelectual con otro hombre. El hombre –un novelista- que había narrado su
amistad con ese otro, se llamaba pongamos Virgilio Valdés y el otro se llamaba
pongamos Gabriel Andarán. Yo vengo pues, a ser meramente el ‘tercer hombre’; o
sea el hombre que ordena y da al público esta crónica novelesca y ficticia de
conversaciones y de ideas entre otros dos…”
Eduardo Mallea, Gabriel Andarán
Recordar:
Podemos
enfocar el mundo que deseamos relatar (real o imaginario) y señalar únicamente
lo que abarca la mirada, sin acotaciones, sin trasmitir las asociaciones de
todo tipo que ocupan nuestro pensamiento mientras miramos. Entonces, estaremos trabajando
desde un narrador testigo.
El
narrador actúa como una cámara
Alain Robbe-Grillet realiza un paralelismo entre la manera
de enfocar de un narrador testigo y la de una cámara:
“El cine…, tenga o no un personaje al que
atribuir el punto de vista, se ve absolutamente obligado a precisarlo
siempre; la fotografía debe tomarse desde algún lugar determinado, así como
la cámara debe hallarse en algún sitio. Si los cambios de plano se operan en
el decurso de una descripción, no pasarán inadvertidos; deberán, pues,
justificarse de alguna manera. Para describir mi habitación abarrotada de
libros, el objetivo escogerá un ángulo de visión que pueda dar una idea de
conjunto de tal visión; o bien recorrerá las paredes para acabar fijando su
mirada en un punto particularmente cargado; o incluso hará que se sucedan una
serie de vistas fijas características…, etc. Si la cámara quiere mostrar que
también hay libros en los armarios o en las cómodas, convendrá que estos
muebles estén abiertos. En cuanto a los libros que hayan sido metidos bajo la
cama, no podrán aparecer delante del espectador si no hay alguien o algo que
los saque a la luz.”
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Nota personal: quizás
penséis ‘¡cuánto tipo de narrador testigo!, ¡cuánto tipo de narrador en
general!’ y es cierto, existen infinidad de ellos, y mi consejo es que no
tratéis de aprendéroslos todos, aunque sí que tengáis un pequeño resumen por si
alguna vez tenéis dudas de qué tipo emplear, no desde luego en las primeras
fases de nacimiento de vuestro relato o novela, ya que pienso que ese proceso
creativo debe ser totalmente libre. Luego, vosotros mismos os daréis
cuenta de que con un tipo de narrador lo que tratáis de relatar gana en fuerza
y belleza, pero eso será después, cuando estéis depurando vuestra obra, y os
toque reescribir más de una vez párrafos e incluso capítulos enteros para
llegar a lo que queréis llegar…
Recapitulando…
1 El narrador testigo observa la escena con muy pocas
alusiones a sí mismo.
2 Está determinado por la fotografía y el cine.
3 Cuenta a dúo con el lector.
4 Ve sólo lo que abarca su visión.
5 Le da libertad al lector para que complete la historia.
6 Narra
alejándose de los hechos o como testigo habitual.
7 Sus variantes son: testigo presencial, testigo de los
diálogos o transcriptor.
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