“El lenguaje creador es igualmente destructor: nada es más real que la
nada. Si amar significa aprender a hablar el discurso del otro, es precisamente
un equívoco de ese discurso el que suscita el relato.”
S.B.
No hay soluciones ni respuestas finales en los textos de
Beckett. Tampoco hay metas. En la mayoría, lo que discurre es la repetición
cíclica de los hechos, entre la tragedia y el humor feroz. Una consecuencia es
la desintegración del personaje, de los protagonistas, de las diferencias entre
ellos y de las palabras.
1 La inutilidad como tema
La espera de alguien que no llegará nunca o la busca inútil
de alguien son motivos temáticos centrales en la obra de Beckett, tal como
podemos ver, por ejemplo, en la trilogía novelesca formada por Molloy,
Malone muere
y El
innombrable:
·
Molloy es un vagabundo, emprende una búsqueda
inútil, es perseguido por otro y lo interrogan: “(…) que no tenía papeles en el sentido en que esta palabra tenía un
sentido para él, ni ocupación, ni domicilio, que mi apellido se me escapaba de
momento y que volvía a casa de mi padre a cuyas expensas agonizaba”.
·
Malone vive en una habitación. Su cuerpo es
absorbido por las sábanas y se consume escribiendo: “Todo está listo. Menos yo. Nazco a la muerte, si me atrevo a decirlo.
Tal es mi impresión. Curiosa gestación”.
·
El innombrable es una voz que habla y se
descompone: “Sin nombre propio no hay
salvación”.
2 La realidad última es la palabra
Los personajes marginales, grotescos, perdidos, se repiten y
repiten las mismas palabras para escucharse y ocupar el recinto monstruoso, el
espacio vacío que los horroriza. Hablan para no decir nada. Se burlan del
lenguaje. Y así establecen una intensa compenetración con el lector o el
espectador, cuando se trata como una obra teatral como Final de partida o Esperando a
Godot, donde la contradicción está entre la palabra y la acción, por
ejemplo:
“Vladimir (angustiado): ¡Dí cualquier cosa!
Estragon: ¿Qué
hacemos ahora?
Vladimir: Esperamos
a Godot.
Estragon: Es
cierto.
(Silencio)
Vladimir: ¡Qué
difícil!
Estragon: ¿Y
si cantaras?
Vladimir: No,
no (Piensa) Lo único que podemos hacer es empezar de nuevo.
Estragon: Lo
cierto es que no me parece difícil.
Vladimir: Lo
difícil es empezar.
Estragon: Podemos
empezar con cualquier cosa.
Vladimir: Sí,
pero hay que decidirse.
Estragon: Es
cierto
(Silencio)
Vladimir: ¡Ayúdame!
Estragon: Pienso.
(Silencio)
Vladimir: Cuando
uno piensa, oye.
Estragon: Cierto.
Vladimir: Y
eso impide reflezionar
(…)
Estragon: ¿Qué
hacemos ahora?
Vladimir: Mientras
esperamos.
Estragon: Mientras
esperamos.”
3 Enfrentar el silencio
La meta principal en las narraciones beckettianas es
conjurar el vacío y hacer frente al silencio. Sin embargo, la desaparición, el
anonimato, la ceguera, las sombras, la quietud, son, entre otras, piezas de un
rompecabezas que monta Beckett en gran parte de su obra como variantes del
silencio productor de sus relatos. Entre estas piezas, una fundamental es la
parálisis, la inacción que contrasta con las palabras. Veamos un ejemplo del
final de Esperando
a Godot:
“Vladimir: ¿Qué?
¿Nos vamos?
Estragon: Vamos.
(No se mueven)”
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