De la
frase al relato
Una palabra desencadena otras.
Además las palabras se unen, se asocian, se enlazan entre sí dando lugar a la
frase. Son piezas de un rompecabezas o fragmentos de un caleidoscopio. Es
decir, unas buscan a otras para conformar un puzzle, o al revés, se fragmentan
en variadas configuraciones. De la organización de las palabras en la frase y
de la relación entre los párrafos depende la eficacia, la potencia y la irradiación
que emite una novela o un cuento. Pero no cualquier frase pone en marcha un
texto y, menos aun, lo hace avanzar. Para que despierte la imaginación del
lector son necesarias una serie de condiciones.
La elección de la frase
El lugar que ocupa en el
texto condiciona la frase. Especialmente, la frase inicial conviene que sea
misteriosa: si es ambigua o si parece absurda despierta curiosidad. No es igual
comenzar un texto con:
“Esa mañana hacía frío, lloviznaba y
la gente salía con paraguas”.
Que con:
“Le quedaba una botella de vino y dos
embutidos. No encontraba agua a su alrededor”.
En el primer caso, la
situación es de lo más corriente y no genera interés.
En el segundo, se le abren
expectativas al lector: “¿A quién le pasaba eso?” “¿Dónde estaba?”.
Provocar la curiosidad es
una condición necesaria al iniciar un cuento. Se consigue cuando:
1. Se conocen unos datos
2. y se desconocen otros
Conocer unos datos y
desconocer otros da lugar a la conjetura. La
conjetura hace avanzar el texto.
La segunda posibilidad, a
través del absurdo, puede observarse en ejemplos tales como:
3. Se encontró con un fifiriche.
(Fifiriche
es una palabra inventada; la idea es incluirla sin mencionar la explicación que
el autor del texto le ha otorgado al inventarla.)
4. Cuando abría la boca lanzaba
un chorro de agua turbia.
(Es una acción imposible
en la vida diaria.)
La sugerencia:
Cerciorarse de que la frase de inicio no se extienda en descripciones o
explicaciones que anulan el deseo de seguir leyendo.
Desmontar relatos
Un método productivo a la hora de escribir es recoger palabras de
diferentes sitios y con ellas empezar un texto. Una de las variantes posibles
es desmontar totalmente un relato de cualquier autor, desorganizar las palabras
que lo componen y escribir un texto propio.
La sugerencia:
Desarmar todo tipo de textos, incluidos los eminentemente técnicos, como
las instrucciones del uso de un aparato o el prospecto de un medicamento.
“El lenguaje es la casa del ser”
Martin Heidegger
“El lenguaje es la caza del ser”
Carlos Astrada
Desmontar y
organizar
Cielo____
lejos ___ seguir __ día ______ el __ otro ______ el _____ nos __ infinito
___________ otro _____ en _______________________________________ y ____________ dónde ____________ todasnola
_________________ letrerosla sabe _______ en _____ no _____ que _____________
cielo ______ Para ______ contó _____ tan _________________________________________________
mar ____ nos ___________ por _____ capitán __________ confundirse _______
equivocó ______________ lugar _______________________ hay __ abajo ____
Mediterráneo ___ el ___ la ___ como ___ por ____________________________
barco _________ dónde __ el ___ y __________ sabe _ mente _______________ ha
__________ modo _________ de _________ barcos _________ aun __ por __ está
_______ de ______ y ________ es __________ lo ___________ en ______ el ____
indican ______ azul __ uno _________ costa _______ no _ un _________ partes
________________ cuál _____________ qué _____________ el ______ que _______
de _________________________________________________ embarcamos el __________
los _____________ cielos _______ regresado ______ mar _________ uno _________ y __________
bella ________ y ______ arriba _ donde ________ de ______ no ________________
ir _____ se _____ cual ____ Es emprendió _______________ puede
_______________ es ______ más _____
El
texto originario:
Equivocación
Nos embarcamos en el Mediterráneo.
Es tan bellamente azul que uno no sabe cuál es el cielo y cuál el mar, por lo
que en todas partes de la costa y de los barcos hay letreros que indican
dónde es arriba y dónde abajo; de otro modo uno puede confundirse. Para no ir
más lejos, el otro día, nos contó el capitán, un barco se equivocó, y en
lugar de seguir por el mar la emprendió por el cielo; y como el cielo es
infinito no ha regresado aún y nadie sabe dónde está.
KAREL CAPEK
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