sábado, 21 de noviembre de 2015

Técnicas y temas del oficio – La biografía – Parte 1 de 3


La biografía

¿Quién es más relevante en una biografía? ¿El autor o el biografiado? Generalmente, el biografiado. Sin embargo, son cada vez más los escritores que se adentran en la historia ajena. ¿Qué impulsos actúan en ellos? Son tres los fundamentales: un ansia irrefrenable por conocer los vericuetos de otra existencia; una necesidad de proyectarse en alguien al que se admira, se envidia o, incluso, no se comprende del todo; y el deseo de exaltación de una figura destacada.
Cuando el biógrafo ya se ha familiarizado con el personaje, a través de la documentación, su tarea es la de un novelista que reconstruye una vida, con la diferencia de que en lugar de inventar debe atenerse a hechos auténticos con fidelidad.

Qué es una biografía

Biografiar es reconstruir parcial o totalmente una vida ¿Totalmente? Es “totalmente” imposible.
La biografía es una clase de escrito que tiene por objeto historiar vidas específicas. Según Jacques-Louis Douchin, si se admite esta definición, una biografía sería entonces, de alguna manera una “novela verdadera”. Lo cual implica que no puede reducirse a la cronología de los hechos, y la eleva al rango de obra literaria cuyo arte es el de la novela.
Pero, si bien la biografía depende de la imaginación del autor a la hora de escribirla, en mayor medida depende del biografiado.
Por lo tanto, necesita un trabajo previo considerable y riguroso de búsqueda y compilación.


El biógrafo

Tal como dice Jaime Rest, el autor de una narración destinada a exponer el conocimiento sobre la vida de una persona que realmente existió, ha de cumplir unas condiciones determinadas:

Condiciones del biógrafo

1  Debe de tener un sólido dominio de la metodología histórica que le permita reunir la documentación y evaluarla sin perder de vista las circunstancias en las que transcurrió la vida que es objeto de su indagación.
2  Si se trata de un personaje que se distinguió en una actividad especializada, su biógrafo debe poseer además un razonable conocimiento del campo en que destacó la figura que es objeto de estudio. (Por ejemplo, la situación de la poesía europea en el siglo XIII, en el caso de Dante.)
3   Debe poseer una sagacidad y una penetración psicológicas que le faciliten la comprensión de las acciones personales del individuo estudiado.
4   Debe tener la adecuada destreza artística para organizar la exposición de manera clara, persuasiva y amena.


Decisiones previas

El autor que desea escribir una biografía puede ser un biógrafo ocasional o convertirse en un biógrafo especializado.

  • En el primer caso se elige un personaje, se destacan los aspectos de él que más nos interesan y se profundiza en ellos.

  • En el segundo, habrá que dominar áreas tales como: la Historia, la literatura política, la ciencia, las guerras, los cotilleos de todo tipo, los asuntos judiciales, etcétera; es decir, todo lo que contribuya a aportar datos de la figura biografiada de turno.

  • Tanto en el primero como en el segundo caso, se debe elegir el personaje adecuado, ya sea por simpatía o por admiración.

  • Luego hay que decidir si la biografía comprenderá toda su vida o sólo una parte. Y en cualquier caso, en qué período o aspectos de la vida del personaje centrará preferentemente su atención el biógrafo

  • También se debe elegir entre los dos tipos básicos de biografía




Tipos de biografías

En principio, se pueden distinguir dos tipos básicos de biografías:



1  La biografía documental

La biografía documental intenta reconstruir lo más fielmente posible la vida del personaje. Aunque se lo mire por donde se lo mire, ésta es una tarea imposible dado que toda vida guarda algún secreto. Por otra parte, por más documentación que recojamos, siempre será parcial.
Otro problema de la biografía documental es que carece de la fuerza, de la pasión del narrador más parcial y acaba aburriendo al lector, salvo que éste busque únicamente una lectura compuesta básicamente por datos.



2  La biografía novelada

La biografía novelada debe ser fidedigna. Debe respetar los datos verídicos, desde cualquier punto de vista que se cuente. Pero el autor que reconstruye una vida según su visión personal, interpreta los hechos y debe comunicar su interpretación al lector. Ya sabemos que para el mismo hecho, hay diversas interpretaciones y cada biógrafo debe aclarar la suya.
Por ejemplo, el citado Douchin dice que André Maurois, en Lélia o la vida de George Sand, ve en la “frigidez” de su heroína el porqué de su vida amorosa. Desde su punto de vista, George habría buscado desesperadamente durante toda su existencia el amante capaz de satisfacerla.
Sin embargo Douchin no comparte esta concepción y explica, en George Sand el amoroso, que este comportamiento procede de una búsqueda largamente compartida en su generación, del amante ideal, mitad del Andrógino primitivo, concepción específicamente romántica que no tiene nada que ver con la pretendida frigidez.

Lo mejor que pueden decir los lectores de una biografía documental es “que se lee tan placenteramente como una novela”.


Recortar

Escribir una biografía es hacer un recorte, una elección. La biografía, al ser vida escrita, no traslada al papel la huella exacta del paso de alguien por el mundo, sino un recorte y una interpretación. El recorte depende de la interpretación.
Pero esta idea de recorte es productiva a la hora de escribir. Se recorta un momento, un período, una serie de episodios, una faz del episodio, y el resto queda en la sombra. A veces, se le hace hacer o decir al personaje más de lo que dijo o hizo. Como siempre, todo depende del punto de vista del narrador



La biografía es un texto tan ficticio 
como cualquier otro
 
 






Ello es así aunque el punto de partida sea una persona o unos datos verídicos. De hecho, nos encontramos en muchos casos con biografías de la misma persona, hechas por diferentes autores, que se contradicen o se parecen apenas en mínimos aspectos. Es lo que ocurre, por ejemplo, con las numerosas biografías que circulan sobre François Mitterrand.


Conclusión:

En una biografía, cada autor da 
su versión personal y recorta 
aquello que prefiere, 
intencionadamente o no.
 
 










domingo, 15 de noviembre de 2015

Secretos y recursos de la creatividad – Cómo se inicia una narración – TALLER DE TEXTOS


TALLER DE TEXTOS

Iniciar un relato es elegir un comienzo. Con las propuestas siguientes realizaremos una práctica que podremos emplear no sólo como inicio sino como continuación de un texto.


Propuesta 1: Combinar

Combinar los dos principios de novela siguientes y formar un nuevo principio para un futuro relato o novela:

1De lo que voy a contar yo fui testigo: de la traición de la enana, del asesinato de Segundo, de la llegada de la Estrella. Sucedió todo en una época remota de mi infancia que ahora ya no se si rememoro o invento: porque por entonces para mí aun no se había despegado el cielo de la tierra y todo era posible.

Rosa Montero, Bella y oscura

2  “Una gorra de cazador verde apretaba la cima de una cabeza que era como un globo carnoso. Las orejeras verdes, llenas de unas grandes orejas y pelo sin cortar y de las finas cerdas que brotaban de las mismas orejas, sobresalían a ambos lados como señales de giro que indicasen dos direcciones a la vez.”

John Kennedy Toole, La conjura de los necios

Propuesta 2:  Robar

De una narración que no se haya leído, tomar prestado el principio y escribir un relato a partir de él.

Propuesta 3:  Comparar

Iniciar de maneras diferentes un mismo relato:

  • Iniciar el relato con una acción.
  • Iniciar el relato con una descripción.
  • Iniciar el relato con un diálogo.

Propuesta 4:  Continuar

Proseguir los comienzos de la propuesta anterior de la siguiente manera:
1.       El que comienza con la acción continuarlo con quietud.
2.      EL que comienza con descripción continuarlo con acción.
3.      El que comienza con diálogo continuarlo con monólogo.



sábado, 14 de noviembre de 2015

Secretos y recursos de la creatividad – Cómo se inicia una narración – 3 de 3

Por donde comenzar

Este es el tercer punto básico del capítulo: decidir cuál es, dentro del material ya escrito, el mejor principio para nuestro texto.
La operación a realizar es la siguiente: Probamos cuál de los párrafos que lo componen es verdaderamente el principio. Incluso, en una novela se puede hacer la prueba en cada capítulo.
Nosotros lo practicaremos con un breve cuento, El pozo, de Luis Mateo Díez, para poder comparar las variantes:

“Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años. Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa. Veinte años después, mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse. En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en el interior. Este es un mundo como otro cualquiera, decía el mensaje.”

Probamos las posibles variaciones en el texto de la siguiente manera:

1        El final como principio:
Este es un mundo como otro cualquiera, decía el mensaje.
Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años. Fue una (…)

2      Otro principio podría ser:
Veinte años después, mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse.


La sugerencia:
Si es necesario, en cualquier clase de texto se puede quitar algún párrafo o agregar uno nuevo para que el principio elegido tenga la eficacia deseada.





El orden

Dice Garzo que contar es volver a vivir pero poniéndose a salvo del desorden propio de la vida.
Siguiendo su razonamiento:

Contar es establecer un orden

En este sentido, para que el orden del relato resulte productivo debemos prever todas sus partes, desde el principio hasta el final, tanto en textos de ficción como en los informativos o ensayísticos.

Los pasos a seguir son:

  • Escribir la idea espontáneamente, sin orden alguno

  • Decidir el orden de su redacción.
Tomando como ejemplo la pequeña historia citada por Garzo en El país, enlacemos el concepto de orden con las tres cuestiones básicas tratadas en el presente capítulo:

1  De dónde nace el relato:
     De un hecho real.

2  De qué manera comenzarlo:
     Veamos dos opciones:
·         Con una descripción.

     Ejemplo:
“La niebla y un error inexplicable permitieron que la camioneta de un agricultor invadiera la pista justo en el momento en que aterrizaba un bombardero.”

  • Con una acción.

     Ejemplo:
“Un agricultor y su vaca chocaron clamorosamente con un bombardero, al pasar por el aeropuerto militar. No hubo víctimas humanas, pero la camioneta quedó destrozada y la vaca murió.”

3  Por dónde comenzar:
Una vez escrito lo ocurrido, finalmente decidimos si comenzamos el relato hablando de la vaca, del choque o del agricultor; si dialoga el agricultor con un soldado…


La sugerencia:
Elegir inicios posibles para las anécdotas más intrascendentes que escuchamos a diario y emplearlos como iniciode un relato diferente a esa anécdota desencadenante.



 “Querido amigo:

 ¿Usted no ve cómo todo lo que sucede siempre    es un comienzo?
 ¡Y comenzar, en sí, es siempre tan hermoso!
 Deje que la vida acontezca.
 Créame, la vida tiene razón en todos los casos”

Rainer Maria Rilke





Recapitulando…
  
1 No descartar ninguna motivación para comenzar un relato.

2 Un relato puede surgir de una impresión, de imágenes evocadas, de un deseo, de los cinco sentidos…

3 Relacionar lo vivido con o imaginario.

4 Dedicar tiempo a escribir principios de relatos y elegir el que exprese mejor lo que se quiere decir, el que cause el efecto deseado.

5 Comparar diferentes inicios de novelas o cuentos para descubrir la diversidad de efectos que producen

6 Una vez escrito un relato, comprobar si el principio es el más apropiado.



 
 
























sábado, 31 de octubre de 2015

Secretos y recursos de la creatividad – Cómo se inicia una narración – 2 de 3


Relacionar lo vivido con lo imaginado

Lo cuenta también a su manera Julio Torri, mostrándonos cómo recurrir a lo conocido para imaginar lo desconocido:

“El novelista, en mangas de camisa, metió en la máquina de escribir una hoja de papel, la numeró, y se dispuso a relatar un abordaje de piratas. No conocía el mar y sin embargo iba a pintar los mares del Sur, turbulentos y misteriosos; no había tratado en su vida más que a empleados sin prestigio romántico y a vecinos pacíficos y oscuros, pero tenía que decir ahora cómo son los piratas; oía gorjear a los jilgueros de su mujer, y poblaba en esos instantes de albatros y grandes aves marinas los cielos sombríos y empavorecedores.
La lucha que sostenía con editores rapaces y con un público indiferente se le antojó el abordaje; y la miseria que amenazaba su hogar, el mar bravío. Y al describir las olas en que se mecían cadáveres y mástiles rotos, el mísero escritor pensó en su vida sin triunfo, gobernada por fuerzas sordas y fatales, y a pesar de todo fascinante, mágica, sobrenatural.”



La sugerencia:
Apelar a nuestro mundo conocido –personas, sonidos, sentimientos, recuerdos- y aprovechar lo vivido en él para construir así un mundo imaginario.


Modos de iniciar un texto narrativo

El segundo punto de éste capítulo corresponde a los modos de iniciar un relato una vez que ya estamos motivados para hacerlo.
El primer lugar veamos diferentes tipos de inicios:

1  Inicio testimonial
     Así empieza La aventura de la casa deshabitada de Conan Doyle:

“El asesinato del ilustre míster Ronald Adair, ocurrido en circunstancias por demás extraordinarias e inexplicables, traía en la primavera de 1894 despierto el interés de todo Londres y sumido en el espanto al mundo aristocrático.”


2 Inicio epistolar
     Así empieza El color púrpura de Alice Walker:

“Querido Dios:
Tengo catorce años. He sido siempre buena. Se me ocurre que, a lo mejor, podrías hacerme una señal que me aclare lo que me está pasando.”


3 Inicio dialogado
     Así empieza Las aventuras de Tom Sawyer de Mark Twain:

“-¡Tom!
No hubo contestación.
     -¡Tom!
     Tampoco hubo contestación.
     -Quisiera saber qué le ha pasado a ese chico. ¡Oye Tom!”


4 Inicio descriptivo
     Así empieza El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad:

“El Nellie, un bergantín de considerable tonelaje, se inclinó hacia el ancla sin una sola vibración de las velas y permaneció inmóvil. El flujo de la marea había terminado, casi no soplaba viento (…).”


5 Inicio informativo
     Así comienza Tomates verdes fritos de Fannie Flagg:

“El café Whistle Stop abrió la semana pasada, justo al lado de casa, junto a correos, y los propietarios Idgie Threadgoode y Ruth Jamison dicen que les va muy bien. Idgie dice que como la gente sabe que a ella no le importa envenenarse, no cocina.”


6 Inicio autobiográfico
     Así comienza El gran Gatsby de Scott Fitzgerald:

“En mis primeros y más vulnerables años, mi padre me dio un consejo que no ha cesado desde entonces de darme vueltas por la cabeza.”


7  Inicio histórico
     Así empieza La Cartuja de Parma de Stendhal:

“El 15 de mayo de 1796, el general Bonaparte efectuó su entrada en Milán a la cabeza de aquel joven ejército que acababa de pasar el puente de Lodi, y de enterar al mundo de que después de tantos siglos, César y Alejandro tenían sucesor.”



La sugerencia:
Comparar los párrafos iniciales de distintos cuentos y novelas. Registrar el efecto que nos produce cada uno y analizar si nos conviene para iniciar nuestro trexto.




Reflexionar antes de empezar

Son muchas las cuestiones acerca de las cuales podemos reflexionar antes de escribir el inicio de nuestra narración. Es lo que hizo Umberto Eco. Si bien ya sabía cuál era su propósito preliminar, el desencadenante, se planteó la resolución de una serie de aspectos técnicos antes de definir el comienzo de El nombre de la rosa.
Lo cuenta en las Apostillas. A partir de ese deseo desarrolló la idea según los siguientes pasos:
1        Encontró en un cuaderno una lista de monjes que vivían en un convento.
2       Investigó sobre venenos.
3       Investigó el Medioevo y situó el convento en esa época.
4       Eligió como primer narrador a un cronista de la época.
5       Se documentó e imaginó la mayor cantidad de detalles posible para construir el mundo en el que transcurre la historia.
Siempre conservó su problema inicial ¿quién es el asesino?- como motor de la novela.



domingo, 25 de octubre de 2015

Secretos y recursos de la creatividad – Cómo se inicia una narración – 1 de 3

Cómo se inicia una narración

Iniciar una narración implica diferentes cuestiones: de dónde nace; cómo comenzarla y por dónde comenzar.
¿De dónde nace un relato? De todo lo que atañe al ser humano y que vivencia más o menos conscientemente.
De las maneras de comenzarlo dependerá el interés o el desinterés que el relato despierte en el lector.
Por dónde comenzar, a su vez, se refiere a cuál es el punto más conveniente de nuestro relato para convertirse en el párrafo inicial.
Los tres aspectos señalados funcionan simultáneamente en la práctica, pero desarrollarlos por separado nos permitirá reflexionar acerca de ellos y encontrar nuevos recursos.


De dónde nacen los relatos

Chandler decía que una de sus peculiaridades y dificultades como escritor era que no descartaba nada. A la vez, su razón para empezar a escribir era un sentimiento ineludible, decía que se hubiera hundido si no se hubiera puesto a escribir cada vez que ese sentimiento lo atacaba. Tanto hacerlo compulsivamente como no descartar nada son motivaciones para comenzar.
No descartar nada significa:

1 Escribir comienzos de relatos en el momento que se nos ocurren y sin prejuzgare su valor.

2 Escribir tanto lo que se vive como lo que se imagina: aunque imaginar es, en realidad, una manera de vivir.



Estar dispuesto a escribir

Estar en disposición de escribir no es para todos lo mismo ni es para cada uno igual en distintos momentos. El punto de partida para comenzar a escribir un texto puede ser de diversos tipos. Lo importante es no dejar pasar por alto ninguno de ellos.
Veamos algunos posibles puntos de partida u orígenes de textos y ejemplos de algunos escritores:

Una impresión

Hay impresiones perdurables que más pronto o más tarde pueden ser motivadoras del comienzo de un relato.
Así nos cuenta José Luis Sampedro en el principio de su novela El río que nos lleva:

“Tenía yo trece años y acababa de llegar a Aranjuez cuando me hice amigo de otros muchachos de mi edad con quienes, al llegar el verano, acudía a bañarme en el Tajo cada día. Hasta que cierta mañana de agosto nos fue imposible zambullirnos porque el río estaba como entarimado; es decir, completamente cubierto de troncos flotantes que unos hombres, saltando sobre ellos o desde la orilla y empujándolos o atrayéndolos con un gancho al extremo de una vara, conducían hacia el resbaladero de una presa, desde donde continuaban flotando río abajo hasta la playa (…). Aquellos hombres, rudos y elementales, pastores de tronco sobre el río, me impresionaron tanto (…) que nunca pude olvidarlos.”

Imágenes evocadas

Las imágenes suelen ser evocaciones imborrables. Dice Juan Marsé:

“Mis novelas parten de imágenes. Existe una serie de imágenes básicas que te obsesionan, que arrastro del pasado, experiencias personales o cosas que te han contado, no distingo entre ambas. La suma de varias combinadas me proporciona no una idea sino la posibilidad de comenzar o continuar una historia.”

Un deseo

Es conocido el hecho de que a muchos escritores los persiguen sus obsesiones y logran liberarse de ellas transformándolas, convirtiéndolas en materia prima para un relato o en el relato mismo.
Así Umberto Eco dice que escribió El nombre de la rosa porque tenía ganas de envenenar a un monje.
Un buen modo de superar esa obsesión fue construir un mundo y una situación que le permitieran “hacerla realidad”.


Los cinco sentidos


La vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato son nuestros cables con el mundo, Se trata de percibir y aprovechar las imágenes generadas por nuestros sentidos:

La vista
Uno participa involuntariamente de situaciones inesperadas que hay que registrar porque pueden darnos pie a un comienzo de narración. O buscar otras voluntariamente.
Por ejemplo, el encuentro con dos ancianas cogidas del brazo caminando por la calle nos puede proporcionar un comienzo que tenga relación con la nostalgia.

El oído
Lo mismo que con la vista ocurre con el oído. Oímos sin escuchar, pero escuchar es el objetivo para rescatar imágenes.
Por ejemplo, el ladrido permanente de un perro en el pequeño balcón enfrentado a nuestra casa nos puede proporcionar un comienzo que insinúe abandono.

El tacto
Tocar no es un acto similar a ver ni a oír. Es un acto más voluntario.
Por ejemplo, el contraste entre una superficie lisa como un cristal y una rugosa como el de una piedra erosionada, nos puede proporcionar un comienzo que tenga reminiscencias de un espacio sin vida presente.

El gusto
Un sabor tiene que ver, generalmente, con las raíces de uno. Saborear la comida de la infancia nos puede llevar al campo de la evocación ma, o menos, placentera.

El olfato
Muchos son los escritores que emplean un aroma como evocación. De hecho, los lugares tienen olores característicos: el del mar, el de los países tropicales, etc.

La sugerencia:
Dedicar una hora cada dos o tres días a buscar principios de relatos de modo consciente, distinguiendo entre los diferentes puntos de partida posibles.



Arte Poética – Diferencias rítmicas - Taller de poesía


Taller de poesía


Propuesta 1 Inclusión

Incorporar alguna de las siguientes construcciones poéticas en un texto:

Los vientos peleaban
Los pinos cantan
La mirada de esos ojos
La cola del barco


Propuesta 2 Enumeración

Enumerar una serie de vivencias psíquicas tales como:

Nostalgia
Miedo
Dolor
Pasión
Angustia

1        Producir con cada una de ellas un poema
2      Combinar los poemas resultantes y construir uno más largo


Propuesta 3 Nota

Escribir un texto a partir de la siguiente nota de un comentarista:

Soñaron juntos. Acerca de los sueños colectivos no hay interpretación exacta, sólo rumores.


Propuesta 4 Crescendo


Escribir un poema en el que cada palabra corresponda a un verso y tenga una letra más que la anterior. Por lo tanto, obtendremos un poema cuyo dibujo sea una pirámide.

domingo, 13 de septiembre de 2015

Arte Poética – Diferencias rítmicas

Arte Poética – Diferencias rítmicas


La poesía tiene movimiento, no es algo estático. Cada poeta inventa el movimiento al elegir determinadas palabras y configurar con ellas un dibujo singular. El movimiento así determinado es rítmico. En un poema, el ritmo de debe sentir como se siente el de una melodía. Para ello, hay modos de intensificar la eficacia de lo lírico. Uno de esos modos es seleccionar las palabras; otro es disponerlas en ese ámbito cerrado y particular según una disposición determinada de la materia verbal.
A veces, la arquitectura verbal y el tema son coincidentes. Nos referimos a cómo se dice y a qué se dice. Es lo óptimo en un poema.


Ritmo, ritmo

Veamos dos poemas en los que de acuerdo a la disposición verbal se apreciará un sentido y un ritmo diferentes.
El primer poema es de Jacques Prevert:

Desayuno

Echó café
En la taza
Echó leche
En la taza de café
En el café con leche
Con la cucharilla
Lo revolvió
Bebió el café con leche
Dejó la taza
Si hablarme
Encendió un cigarrillo
Hizo anillos
De humo
Volcó la ceniza
En el cenicero
Sin hablarme
Sin mirarme
Se puso de pié
Se puso
El sombrero
Se puso
El impermeable
Porque llovía
Y se marchó
Bajo la lluvia
Sin decir palabra
Sin mirarme
Y me cubrí
La cara con las manos
Y lloré

El poema se caracteriza especialmente por:

  • Disposición verbal: cada verso indica un corte rítmico. Lo marca la mayúscula inicial de cada verso a pesar de que no hay un punto final en cada línea.
  • Tema: hablar de una ruptura, de un corte.

El segundo poema es de Ariel Rivadeneira:

Tarde

Infinita esta noche
y este rincón
y el tiempo
El juego de dejar caer el verbo
en el café
que antes
me saboreó por dentro
mis adjetivos sueltos
Pronombre personal donde me habito
en primera persona
de un yo muy singular y de poemas
que a veces pluralizo en la que llega
Sustantivo tan propio que al nombrarte
me nombra
en el paisaje
Sujeto de los dos
y el predicado
es una tarde que festeja sueños.

Como se puede observar, el poema precedente se caracteriza especialmente por:

  • Disposición verbal: los versos se reúnen, se enlazan, en conjuntos de tres, de conco, de cuatro, de tres y de tres.
  • El poema habla de un enlace, de un encuentro.


Los recursos del poeta




La palabra pura: Juan Ramón Jiménez

Juan Ramón Jiménez, poeta de minorías, dice que la comunicación posible no es hacia el grupo sino hacia el individuo. Para el poeta, la poesía no es “una” labor del hombre, sino una labor “suya” de hombre: su vida.

La belleza

Para Juan Ramón Jiménez la belleza era un objetivo vital:

"No soy un literato, soy un poeta que realizó el sueño de su vida. Para mí no existe más que la belleza."

En su continua búsqueda de la belleza utiliza la técnica de la depuración. Parte importante de esta depuración es la desnudez; a este respecto escribía:

“Poesía pura no es poesía casta, ni doble, ni química, ni aristocrática, ni abstracta. Es poesía auténtica, poesía de calidad… Pero esta poesía pura (y no hay otra) ha de ser siempre poesía responsable. Aquí está la cuestión. El hombre despierto debe responder hasta el hombre dormido. Y el poeta verdadero debe responder siempre, con su mitad consciente, de lo que escribe su mitad subconsciente, oscuro o claro, absurdo o lógico, natural o extravagante. Debe responder siempre de cualquier extremo de poesía pura que hable, escriba o cante. Y también de la que no exprese.

Su depuración lírica indica cuatro actitudes:

1        Soñar
Según él, el poeta sueña, su vida es sueño. Todo lo que vive, el amor, los paisajes, son visiones irreales, soñadas más que reales.
2      Admirar
Contemplar y gozar de esa contemplación, escuchar la vida. El poeta admira las cosas que le atraen de una manera sensual: la luz, el color, la presencia femenina.
3      Discrepar
Cuando Juan Ramón discrepa lo hace generalmente refiriéndose a ambientes sociales personificados. El se cree diferente y al margen del mundo.
4      Inventar
El poeta aspira a una obra perfecta, completa, y para conseguirlo hay que inventar la poesía. Una idea juanramoniana es:

La poesía es el encuentro después del hallazgo