sábado, 31 de octubre de 2015

Secretos y recursos de la creatividad – Cómo se inicia una narración – 2 de 3


Relacionar lo vivido con lo imaginado

Lo cuenta también a su manera Julio Torri, mostrándonos cómo recurrir a lo conocido para imaginar lo desconocido:

“El novelista, en mangas de camisa, metió en la máquina de escribir una hoja de papel, la numeró, y se dispuso a relatar un abordaje de piratas. No conocía el mar y sin embargo iba a pintar los mares del Sur, turbulentos y misteriosos; no había tratado en su vida más que a empleados sin prestigio romántico y a vecinos pacíficos y oscuros, pero tenía que decir ahora cómo son los piratas; oía gorjear a los jilgueros de su mujer, y poblaba en esos instantes de albatros y grandes aves marinas los cielos sombríos y empavorecedores.
La lucha que sostenía con editores rapaces y con un público indiferente se le antojó el abordaje; y la miseria que amenazaba su hogar, el mar bravío. Y al describir las olas en que se mecían cadáveres y mástiles rotos, el mísero escritor pensó en su vida sin triunfo, gobernada por fuerzas sordas y fatales, y a pesar de todo fascinante, mágica, sobrenatural.”



La sugerencia:
Apelar a nuestro mundo conocido –personas, sonidos, sentimientos, recuerdos- y aprovechar lo vivido en él para construir así un mundo imaginario.


Modos de iniciar un texto narrativo

El segundo punto de éste capítulo corresponde a los modos de iniciar un relato una vez que ya estamos motivados para hacerlo.
El primer lugar veamos diferentes tipos de inicios:

1  Inicio testimonial
     Así empieza La aventura de la casa deshabitada de Conan Doyle:

“El asesinato del ilustre míster Ronald Adair, ocurrido en circunstancias por demás extraordinarias e inexplicables, traía en la primavera de 1894 despierto el interés de todo Londres y sumido en el espanto al mundo aristocrático.”


2 Inicio epistolar
     Así empieza El color púrpura de Alice Walker:

“Querido Dios:
Tengo catorce años. He sido siempre buena. Se me ocurre que, a lo mejor, podrías hacerme una señal que me aclare lo que me está pasando.”


3 Inicio dialogado
     Así empieza Las aventuras de Tom Sawyer de Mark Twain:

“-¡Tom!
No hubo contestación.
     -¡Tom!
     Tampoco hubo contestación.
     -Quisiera saber qué le ha pasado a ese chico. ¡Oye Tom!”


4 Inicio descriptivo
     Así empieza El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad:

“El Nellie, un bergantín de considerable tonelaje, se inclinó hacia el ancla sin una sola vibración de las velas y permaneció inmóvil. El flujo de la marea había terminado, casi no soplaba viento (…).”


5 Inicio informativo
     Así comienza Tomates verdes fritos de Fannie Flagg:

“El café Whistle Stop abrió la semana pasada, justo al lado de casa, junto a correos, y los propietarios Idgie Threadgoode y Ruth Jamison dicen que les va muy bien. Idgie dice que como la gente sabe que a ella no le importa envenenarse, no cocina.”


6 Inicio autobiográfico
     Así comienza El gran Gatsby de Scott Fitzgerald:

“En mis primeros y más vulnerables años, mi padre me dio un consejo que no ha cesado desde entonces de darme vueltas por la cabeza.”


7  Inicio histórico
     Así empieza La Cartuja de Parma de Stendhal:

“El 15 de mayo de 1796, el general Bonaparte efectuó su entrada en Milán a la cabeza de aquel joven ejército que acababa de pasar el puente de Lodi, y de enterar al mundo de que después de tantos siglos, César y Alejandro tenían sucesor.”



La sugerencia:
Comparar los párrafos iniciales de distintos cuentos y novelas. Registrar el efecto que nos produce cada uno y analizar si nos conviene para iniciar nuestro trexto.




Reflexionar antes de empezar

Son muchas las cuestiones acerca de las cuales podemos reflexionar antes de escribir el inicio de nuestra narración. Es lo que hizo Umberto Eco. Si bien ya sabía cuál era su propósito preliminar, el desencadenante, se planteó la resolución de una serie de aspectos técnicos antes de definir el comienzo de El nombre de la rosa.
Lo cuenta en las Apostillas. A partir de ese deseo desarrolló la idea según los siguientes pasos:
1        Encontró en un cuaderno una lista de monjes que vivían en un convento.
2       Investigó sobre venenos.
3       Investigó el Medioevo y situó el convento en esa época.
4       Eligió como primer narrador a un cronista de la época.
5       Se documentó e imaginó la mayor cantidad de detalles posible para construir el mundo en el que transcurre la historia.
Siempre conservó su problema inicial ¿quién es el asesino?- como motor de la novela.



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