Etapas del proceso creativo
El proceso creativo pasa por
cuatro etapas principales. Conectar con nuestro mundo interno significa
respetarlas.
1. Preparación
Juntar datos. Liberar imágenes. Visualizar
2. Incubación
“Tengo varios temas dándome vueltas en la cabeza”, es
una frase que suelen expresar los escritores.
Llegados a este punto, podemos dejar reposar la mente.
Esperar. El tema más fuerte será el que asome después del período de
incubación.
Otros prefieren ir apuntando a medida que surgen
puntas. También es una opción.
3.
Descubrimiento
Surge la chispa, la iluminación. Se relacionan
aspectos hasta ese momento aislados. Aparece la punta del hilo. Tirando de él
tendremos el texto literario.
4. Escritura
Se organiza y desarrolla el material
existente.
Nota: la
etapa de corrección o reescritura es posterior. Corresponde a cómo se escribe.
Saber cómo escribimos nos conduce a detenernos antes de iniciar un texto
para encontrar la mirada singular.
Saber cómo se escribe nos conduce a detenernos para elegir entre diferentes
variantes.
No hay que ser un elegido para lanzarse a escribir
Todos podemos
escribir sin experiencia previa y sin límites de edad. Sin embargo, el
público en general sigue pensando en el autor en términos románticos, como
depositario de una virtud especial por la cual lo visitan las musas. Dicho
autor así considerado no es “cualquiera”. Esta creencia frena a muchos que
sienten el placer de hilar palabras, pero se intimidan como si fuera un
atrevimiento.
El lenguaje es un hecho social, propiedad común de todos los
hablantes; con esta convicción hay que enfrentarse a la escritura. La única
condición para zambullirse en el papel es hacerlo a menudo, sin que interfiera
la idea que un escritor es un elegido del destino.
La
sugerencia:
Imitar una
página de un escritor consagrado y comprobar el ensamblaje de las palabras.
Como dijo Ray Bradbury “La esencia de la creatividad es la esencia del
hombre”
No depender de la “inspiración”
La invocación a la musa, el soplo divino, es una condición
que se les otorga a unos pocos. He aquí la trampa. Lo que suele titularse
inspiración, ese súbito ramalazo que nos ataca, no es un ramalazo. Se mire por
donde se mire, es aquello que durante más o menos tiempo rondábamos. Así, vamos
acumulando fragmentos y lega un momento en que asoma una punta del puzzle. A
ese instante se lo llama inspiración, pero la idea ha estado trabajando en la
mente. Henry Miller dice que la mayor parte de la creación literaria se hace
mientras uno pasea, conversa con alguien, juega. La mente trabaja sin parar y
el escritor tiene antenas especiales, entonces la “iluminación” es una
consecuencia normal y no una excepción.
Al contrario, es mismo acto de escribir puede contribuir a
la inspiración.
La
sugerencia:
Ir en busca
de la inspiración cargados de energía y con las herramientas necesarias.
Nota personal:
las “antenas especiales” que se dice más arriba que tiene el escritor no son,
de nuevo, un don del destino, sino producto de un entrenamiento para abrir la
mente, para mirar y escuchar, sentir las cosas de un modo especial, más
detallista, que alguien que quiera escribir debería hacer siempre y que
cualquier persona puede entrenar.
Descargar
La inspiración se asocia con chispa. Chispa es la descarga
luminosa entre dos cuerpos cargados con muy diferente potencial eléctrico. Es
la partícula encendida que salta de la lumbre. Ambas definiciones que da el
diccionario son indicativas de lo que ocurre en el llamado instante de la
inspiración. Veamos la primera:
- Descarga luminosa entre dos cuerpos: los dos cuerpos serían el yo y
el mundo, cuyo encuentro es el generador de la inspiración
La inspiración de Tenessee
Williams
(Foto de Vivien Leigh en la versión
cinematográfica de “Un tranvía llamado deseo”)
Cada escritor es un compendio de fantasmas. Superar el
miedo al papel en blanco es un reto que periódicamente le surge. Veamos cómo lo
dice:
“El proceso por e que se me presenta la idea para una obra ha sido algo
que nunca he podido concretar. Una obra parece simplemente materializarse, se
va definiendo más y más, como una aparición. Al principio es muy imprecisa,
como en el caso de Un tranvía llamado deseo,
que fue posterior a La casa de fieras. Tenía
simplemente la idea de una mujer en los últimos años de su juventud. Estaba
sentada sola en una silla junto a una ventana con la luz de la luna
derramándose en una cara desolada, y el hombre con quien iba a casarse le había
dado plantón.
Creo que estaba pensando en mi hermana porque estaba locamente
enamorada de un joven en la
International Shoe Company que le hacía la
corte. Era muy guapo, y ella estaba profundamente enamorada de él. Cuando sonaba
el teléfono casi se desmayaba. Creía que era él que la llamaba para quedar con
ella ¿sabe? Se veían casi todas las noches y, después, simplemente dejó de
llamar. Fue entonces cuando Rose empezó a sufrir desequilibrios mentales. De
esa visión surgió Un tranvía llamado deseo.
En aquel entonces llamé a la obra “La silla de Blanche a la luz de la luna”,
que era un mal título. Pero fue a partir de aquella imagen, sabe, de una mujer
sentada junto a una ventana, como surgió Un tranvía
llamado deseo”
El proceso creativo no empieza en ese momento, sino mucho
antes.
Algunos escritores han comentado que las palabras les venían
como si alguien se las dictara y así escribieron pasajes tumultuosos. Sin
embargo, el tumulto nace también del acto de escribir.
La sugerencia:
Provocar
las ideas observando lo que ocurre a nuestro alrededor, estemos donde estemos,
será una manera de que se produzca la chispa de la inspiración.
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