El germen de una idea
¿Dónde se instala el germen de una
idea? ¿En la imaginación, en la memoria o en la atención? En algún punto de
convergencia entre las tres capacidades básicas del hombre.
Probablemente en todo se oculta el
germen de una idea. Nuestra meta es descubrirlo. Algunos gérmenes son más débiles y necesitan de otros para
apuntalarse y crecer; juntos generan la idea.
Se suele hablar del estímulo
interior que impulsa al escritor como de una voz encantadora que le susurra
ideas. Pero no reconocería esa voz quien no estuviera alerta. El material está
al alcance de todos, sólo lo recibe quien se prepara para recibirlo.
La idea
Suele definirse como la
representación mental de una cosa real o imaginaria. Lo que existe en el
pensamiento en contraposición a la realidad. O sea, se imagina:
- lo
real
- lo
imaginario, lo que no existe
Imaginar lo real es, por
ejemplo, recordar. Imaginamos lo que alguna vez vivimos y lo recortamos en
nuestra mente, que hace las veces de una pantalla tridimensional, dándole una
forma que trasladamos a la página. Al imaginar, seleccionamos.
Imaginar lo irreal es, por
ejemplo, formarse una imagen mental de lo desconocido que lo es porque no lo
conocemos o porque no existe.
Pero tanto en un caso como
en el otro, las ideas se mueven. Se extienden, se desplazan, pueden llegar a
tocarse y a confundirse. En el punto de contacto se originan otras que a su vez
se encontrarán con nuevas ideas debido precisamente a la movilidad de estas.
La sugerencia:
Dejemos fluir las ideas y estemos atentos a sus ramificaciones.
Preconcebir las ideas
Obligarse a tener un
argumento previo y completo resulta coercitivo para las ideas. Las ideas son
comienzos, son finales: son puntas. Como la punta del hilo del cual se tira y
al desmontar el ovillo varían las formas impulsoras de las imágenes.
Idear es inventar
Dentro de la creación
literaria, la invención es la primera etapa:
Es el
hallazgo del germen que nos conduce al tema
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Suele suceder que se tiene
un tema aparentemente definido, que nos convence y nos atrapa. Sin embargo, al
disponernos a llevarlo al papel no lo iniciamos tal como lo “vemos”
mentalmente, sino que en el camino de la mente a la pluma y de la pluma a la
página otros hilos se enredaron y espesaron la futura trama. Por eso decimos
“aparentemente”.
Luego, durante la
escritura propiamente dicha, otros gérmenes se multiplican y nos desvían hacia
otras direcciones que no habíamos previsto con anterioridad. Es el momento de
detenerse y elegir.
Se suele insistir con “la
idea que ha querido encarnar el autor” al hablar de una obra en el terreno
literario. A este respecto, le decía Goethe a un amigo:
“Me preguntaban cual es la idea que
quise encarnar en Fausto, ¡como si yo mismo lo supiera y pudiese explicarlo!”
En otra ocasión, comentó
que sólo una vez había trabajado sobre una idea preconcebida, contrastando de
esa manera su modo de crear con el de Schiller, del cuál él mismo decía que:
“se dejaba dominar demasiado por la
idea”
La sugerencia:
No bloquearse planificando ideas o dependiendo de ellas.
La facultad fabuladora
En Cuba, don Nepomuceno
Carlos de Cárdenas era un amo que había decidido alimentar la capacidad
fabuladora de sus esclavos. Con mucha razón, decía que fabular es una capacidad
propia del hombre y que sólo es necesario apretar un disparador para que llegue
la primera idea fantástica a partir de la cual desarrollar una historia
completa. El mecanismo que utilizaba y en el que los entrenaba era:
Ver todas las cosas como el principio de una historia
Muy interesante Fernando,hace poco recapacitaba sobre la gente que vas conociendo en tu andar, y de pronto me vi leyendo las notas de taller de escritura de tu blog, como es posible que alguien que esté al otro lado de mi continente tenga tanta conexión con lo que me me gusta hacer...ese dicho que dice que nadie entra tu vida por casualidad sino por un próposito ahora veo que es real... Me he pasado leyendo tu blog de taller de escritura y me he leído mayoría de las notas me han servido de mucho, voy a empezar a practicarlas, pero sabes algo, lo que escribo me sale del corazón a veces por mas que trato de hacerlo rimar siento que pierde la escencia de lo que quiero transmitir y mejor lo dejo como salió...que opinas de esto?
ResponderEliminarArely, muchas gracias por tus palabras, este tipo de comentarios me animan mucho a seguir adelante... :-)
EliminarEn cuanto a tu pregunta sobre la rima, mi consejo es que si escribes poesía, trates de hacerla rimar, eso te enseñará muchas cosas que entenderás más adelante, cuando veas que no te hace falta una rima "convencional" para que tu poema susurre al oído de tus lectores, pero entre tanto, practica mucho la rima, aprenderás muchas cosas: vocabulario, sonoridad, ritmo, uso de las palabras... ¡Un abrazo!