viernes, 10 de agosto de 2012

Leer para escribir – Adolfo Bioy Casares – Un soñador experto




“Un texto –mientras uno escribe- es el compendio de toda la literatura. Si en un cuento o en una novela, el lector recupera su incredulidad –es decir, percibe la ficción como irrealidad- es porque el relato ha fracasado.”

                                                                                                          A. B. C.




Adolfo Bioy Casares en 1968
Fuente: Wikipedia

1  La réplica

“Una mujer es inacabable, está hecha de infinitas mujeres, a la manera de las muñecas rusas. ¿Cómo encontrar una mujer original, única, que no sea réplica de otras que ya hemos conocido?”
La réplica, el modelo, el simulacro, el original y la copia, preocupaciones originadas en la visión de las tres fases del espejo veneciano del cuarto de vestir de su madre, se imponen en muchas de las narraciones fantásticas de Bioy Casares.

Ejemplo:
La máquina que inventa Morel registra una semana de vida en la isla: él, Faustine y sus amigos vivirán, para siempre, esa semana como réplica de un original y metáfora del cine.
“Todo lo que he escrito sobre mi destino –con esperanzas o con temor, en broma o en serio- me mortifica.
Lo que siento es desagradable. Me parece que desde hace mucho sabía el alcance funesto de mis actos, y que he insistido con frivolidad y con obstinación… Habría podido tener esa conducta en un sueño, en la locura… En la siesta de hoy, como un comentario simbólico y anticipado, vino este sueño: mientras jugaba un partido de croquet, supe que la acción de mi juego estaba matando a un hombre.
Ahora la pesadilla continúa… Mi fracaso es definitivo, y me pongo a contar sueños. Quiero despertar y encuentro esa resistencia que impide salir de los sueños más atroces.”

La invención de Morel


2  El detalle revelador

Narrar describiendo es lo que hace Bioy en buena parte de sus relatos. Los detalles significativos abren la expectativa del lector.

Ejemplo:
 “Lo tomaron en Tupungato y Almafuerte. Morales pensó que serían médicos del Hospital Penna; o tal vez un médico y un practicante. Se dijo: ‘Penna. Qué nombre para un hospital’. Explicaría después: ‘Pavadas que a uno se le ocurren y que, llegado el momento, ayudan a recordar, porque el taximetrero no se acuerda de todos sus viajes’. Uno de los pasajeros ordenó:
-A Callao y Corrientes, por favor.
Notó el ‘por favor’. ‘La gente educada a veces da buen trato’, reflexionó, y los miró por e espejito. El viejo, que era de baja estatura, tenía la cabeza redonda como una bocha. Una bocha de pelo muy blanco, rapado, o poco menos. Llevaba lentes de un modelo que nunca había visto: sin patillas, ni borde, prendidos de la nariz por una pinza metálica.”

Un campeón desparejo

3  Lo extraño creíble

Dice Bioy: “El autor de literatura fantástica tiene que volver creíble cosas muy extrañas. Para eso, debe de poner orden en la exposición y tener una sabiduría capaz de orientar al lector, después desorientarlo y por fin llevarlo a la revelación final. Es la misma inverosimilitud de la literatura fantástica lo que exige ser muy racionales y astutos para usar los argumentos que van a hacer pasar los sofismas por verdades.”


Ilustración de la cubierta de “Un campeón desparejo”, obra de David Stimpson

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