El poder de la palabra
El territorio de la escritura está constituido por
palabras. Ninguna palabra es inocente: según cuáles se alíen pueden funcionar
como armas combativas o seductoras. Cada una encierra una explosión de
sentidos; oculta más palabras. Dejarnos llevar por ellas, ir de palabra en
palabra y tejer una red sin limitaciones nos brinda estimulantes resultados. Si
nos entrenamos en los modos de inventarlas y disponerlas, encontraremos
rápidamente diversas ideas para un tema.
Al mismo tiempo, las palabras no son sólo obedientes
instrumentos por medio de los cuales expresamos lo que nos dicta la mente.
Tienen un poder generador: generan ideas que asombran incluso al que escribe.
Manipular, amasar, mezclar
La palabra literaria no es la palabra cuya vida acaba una
vez pronunciada o incluida en una nota informativa. Establezcamos contacto con
las palabras sin temerles, sin estar pendientes de su significado literal. Hay que
probar a cambiarlas de lugar, cortarlas en trozos y convertirlas en nuevas
palabras.
Veámoslo a partir de la siguiente frase:
El tren se detuvo en
la estación mientras el silbato de otro tren anunciaba su llegada.
1. Si estar pendientes de su significado
literal:
El tren de la vida no
se detiene
(La palabra tren
no responde al significado del diccionario)
2. Cambiarlas de lugar:
Se detuvo en la
estación mientras el tren anunciaba su llegada
(La palabra tren
cambia de lugar en la oración y cambia su función)
3. Cortarlas en trozos y convertirlas en
nuevas palabras:
El tren se detuvo en…
Se convierte en:
Este loco trenza
sueños, detonantes, turbios, violentos
Decíamos que cada palabra oculta otras. De este modo,
obtendremos resultados sorprendentes. Podemos comprobar qué palabras oculta
algo tan conocido como nuestro nombre y apellidos.
Ejemplo:
En Luis Zamora Tejedor
se ocultan:
Luz, mora, tejer, ludo, dormir, ramo, moza,
lujo, rama, arma, raso, etc…
La
sugerencia:
No
olvidemos que las palabras no son bloques indivisibles, sino que están
constituidas por ladrillos intercambiables.
Explorar
Recuperar la curiosidad por las palabras, jugar con ellas,
descubrir que la palabra literaria no es la palabra obligatoria, moviliza la
escritura. Materialmente, están constituidas por letras a las que recurrimos
para explorar las palabras.
Podemos hacerlo de la siguiente manera:
1. Elegimos al azar tres letras
2. Convertimos cada letra en inicial de una
palabra y las ordenamos en columnas
3. Combinamos el mayor número posible de las
palabras resultantes y escribimos un relato
La
sugerencia:
En lugar de
esperar que nos llegue la inspiración, busquemos en el diccionario palabras con
diferentes iniciales.
“Sólo valen las palabras. El resto es charlatanería”
Ionesco
Construir un relato a partir de letras
1. Elegimos tres letras
r - i - a
2. Estas dan lugar a palabras:
redes idea altura
recopilador iguana amigo
revolución idéntico antenas
recurrir intrigar abastecer
remar infinita arma
reparar indígena álamo
reloj isla abuela
3. Con las palabras, construimos
un relato
Por ejemplo:
“El
recopilador de palabras recurre a todos los idiomas. Las agrupa por temas. Las
que abastecen una revolución, las que intrigan los secretos, las que auguran
los encuentros, las que pueden ser usadas como arma, las disfrazadas, las
sutiles, las que contienen toda la historia de la humanidad. Teje redes
infinitas y su fama se extiende por los cinco continentes.
El recopilador de palabras se enamora
por primera vez y se queda mudo.”
Precisar
Cada palabra cuenta. Si empleamos las que no nos importan,
tampoco le importarán a nuestros lectores. A la vez, la sensibilidad hacia el
lenguaje hace que acertemos en la caza de la menos tópica y la más precisa.
Tener en cuenta lo siguiente:
Debemos elegir los sinónimos cuyo significado se ajuste más
a lo que deseamos decir
Ejemplo:
Voy a guardar (no conservar) los
abrigos en el armario
Las fresas se conservarán (no se
guardarán) mejor en el frigorífico
El agua es insípida (no sosa)
La sopa está sosa (no insípida)
La
sugerencia:
No
remitirnos a las palabras tópicas, a las que explican lo obvio, sino
utilizarlas tratando de que digan más de lo que dicen.
Desencadenar historias
De cada palabra puede desencadenarse una historia. Hay
palabras más o menos motivadoras para cada persona. Pero todas os transportarán
y nos permiten entrever la punta de un episodio, de una sensación, de un tema
para un relato.
Este proceso por el cual cada palabra se convierte en una
fuente inagotable de ideas se potencia cuando entran en contacto dos palabras,
cuanto más diferentes, mejor.
La
sugerencia:
Combinar
palabras cuya aproximación resulte insólita es un buen motor creativo.
Me ha gustado mucho el articulo, creo que siempre viene bien que nos recuerden como mantener y potenciar la creatividad. Es indispensable para darle color a la vida, abrir la mente y ver todo el potencial de las cosas.
ResponderEliminarGracias a ti, me alegro que te haya gustado y, si además sirve de ayuda, ¡mejor que mejor!
EliminarEnhorabuena Fernando Ruiz, me has despertado un montón de neuronas con este post. Tus ejercicios me parecen fantásticos, lo he leído con atención y admiración. Qué gusto tenerte como amigo.
ResponderEliminarEva :)
Gracias a ti, Eva... ¡me vas a sacar los colores! Yo también me siento afortunado con tu amistad
EliminarHola Fernando, lamentablemente recién ayer conocí tu blog. Me entretiene y me refresca continuamente todas esas cosas que tenemos olvidadas. Voy a continuar leyendo todo lo que tienes en el blog. Felicitaciones!
ResponderEliminarGracias por tu felicitación y tus ánimos.
EliminarMe alegro que te sirva y ya sabes... ¡nunca es tarde para recordar un amor! - un saludo y hasta siempre ;-)
Estos ejercicios son de la editorial Salvat, de unos fascículos que sacaron en el año 1996 con el encabezado o título "taller de escritura".
ResponderEliminarEstos ejercicios son de la editorial Salvat, de unos fascículos que sacaron en el año 1996 con el encabezado o título "taller de escritura".
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