martes, 31 de enero de 2012

Secretos y recursos de la creatividad – Recomendaciones para iniciarse en la escritura – Parte 3 de 4


Recuperar historias orales

Recuperar las historias que nos contaron en alguna época de nuestra vida puede ser muy productivo. De hecho, lo ha sido para muchos escritores que han disfrutado en su infancia de los cuentos alrededor del fuego o cuando a la hora de dormir un padre o una abuela les narraban historias que se confundían con sus sueños. Años más tarde no sólo generaron en ellos la necesidad de escribir, sino que las recuperaron imponiéndoles un matiz personal. Así mismo, rescataron anécdotas, comentarios, diálogos escuchados tras las puertas y los enlazaron con otros inventados


La sugerencia:
Recopilar anécdotas ajenas y apropiarse de algún detalle de cada una o de su totalidad.


Practicar imitando

Durante el proceso de aprendizaje, se puede investigar cómo han llegado otros escritores a construir su texto. La lectura es una fuente inagotable de recursos para todo escritor, y la mejor escuela. El paso siguiente es desmontar los mecanismos que a uno le parezcan más interesantes como para reconstruirlos. Es decir, imitarlos.
Se trata de observar lúcidamente los modelos y dominar algunos ardides. Lo ideal es imitar un párrafo de un escritor y luego de otro y de otro y de otro, y así sucesivamente, a la búsqueda del estilo propio. Hacerlo con todo tipo de géneros, de estilos literarios y de escritores de todas las épocas.
Hay ejemplos de escritores que comprendieron cuál debía ser su estilo a partir de determinadas lecturas.
Para los expertos en otras lenguas, traducir es un ejercicio enriquecedor en este sentido. El oficio de muchos grandes escritores ha sido el de traductor.


La sugerencia:
Fusionar trozos o párrafos de diferentes textos escritos en diferentes estilos, hasta conseguir un texto que se sienta como propio.


Nota personal: cualquier método para llegar a escribir es válido, si se consigue hacerlo. En cuanto a la búsqueda del estilo propio, diré que me gusta especialmente el párrafo “Practicar imitando” y aconsejo que se haga porque, aunque es fácil pensar “tal escritor me ha sorprendido o gustado especialmente su estilo, por tanto el mío debe ser parecido al suyo”, y a lo mejor esto es cierto, pero no descartemos el practicar otros, a lo mejor estamos más cómodos con otra manera de escribir.


Guardar todo

No desdeñar lo escrito en nuestros primeros tiempos de trabajo. El hombre es un ser temporal, y el paso del tiempo se mide por nuestras acciones y reacciones. Cada período de nuestra vida guarda una variedad de vivencias a menudo irrepetibles. En consecuencia, lo registrado en un momento determinado puede servirnos para caracterizar a un personaje. Es la “magdalena” de Proust, el detalle singular que le provoca a cada individuo la apertura de una compuerta, la punta de un hilo generador de material rico para ser trasformado estéticamente.
Por otra parte, a medida que aprendemos el oficio, aprendemos a recuperar aquello que nuestra inexperiencia consideró descartable.


La sugerencia:
Coleccionar apuntes de todas las épocas.



Dijo Aristóteles: “La habilidad en expresar una idea es tan importante como la idea misma


Italo Calvino y los relatos orales

En el prólogo de El sendero de los nidos de araña, su primera novela, Italo Calvino explica cómo empezar a escribir puede ser consecuencia de lo escuchado oralmente

“Habíamos vivido la guerra y los más jóvenes (…) nos sentíamos vencedores (…) muchas cosas nacieron de aquel clima, incluso el tono de mis primeros cuentos y de mi primera novela.
El haber salido de una experiencia – guerra, guerra civil – que no había perdonado a nadie, establecía una inmediatez de comunicación entre el escritor y su público: nos encontrábamos cara a cara, cargados por igual de historias que contar, todos habíamos tenido la nuestra, todos habíamos vivido vidas irregulares, dramáticas, de aventuras, nos arrebatábamos la palabra de la boca. Al principio, la renacida libertad de hablar
Quien comenzaba entonces a escribir se encontraba, pues, tratando la misma materia que el narrador oral anónimo: a las historias que habíamos vivido personalmente o de las que habíamos sido espectadores, se añadían las que nos habían llegado ya como relatos, con una voz, una cadencia, una expresión mímica. Durante la guerra partisana las historias se transformaban apenas vividas y se transfiguraban en historias contadas por las noches en torno al fuego, iban adquiriendo un estilo, un lenguaje, un humor como de bravata, una búsqueda de efectos angustiosos o truculentos. Algunos de mis cuentos, algunas páginas de la novela tienen en su origen esa tradición oral recién nacida en los hechos, en el lenguaje”


¿Quiénes aconsejaron a Ezra Pound?

Cuando le preguntaron a Ezra Pound si alguien había sido lector de sus trabajos y lo había ayudado criticando o podando, Pound respondió:
“Aparte de Fordie (Ford Madox Ford) que se tiraba al suelo indecorosamente y se agarraba la cabeza con las manos y en una ocasión se puso a gemir, no creo que nacie me haya ayudado con mis manuscritos. Las cosas de Ford parecían demasiado extravagantes, pero él encabezó la lucha contra los arcaísmos. Me ayudó a conseguir un lenguaje sencillo y natural”.
(The Paris Review, 1953)


Desechar lectores sordos

No insistir en leer lo que hayamos escrito a quienes “no se lo merecen”. Buscar el público adecuado es un estímulo para escribir. Los lectores más apropiados son, en general, las personas que también escriben. No sólo miran nuestros manuscritos desde un ángulo de comprensión, sino que pueden aportarnos nuevas ideas. Si es el mismo lector interesado el que nos sigue páginas tras páginas, el beneficio será doble, pues nos irá enseñando los cambios (positivos o negativos) a medida que transcurren los textos.


La sugerencia:
Coleccionar apuntes de todas las épocas.



Atender a los matices

Cuando decimos que el escritor debe ser un observador exhaustivo, consideramos ineludible el valor de los matices en todos los campos. Lo podemos ver en unos poco ejemplos:
- En el campo de los sonidos:
Diferenciar un murmullo, de un susurro, de un rumor, etc.
- En el campo de las cualidades:
Diferenciar lo bonito de lo bello, de lo hermoso, de lo precioso, de lo primoroso, etc.
- En el campo del conocimiento:
Diferenciar lo comprensible de lo inteligible, de lo cognoscible, de lo identificable, etc.
- En el campo de las diferencias:
Diferenciar lo divergente de lo contrastante, de lo discrepante, etc



La sugerencia:
Probar las posibles gamas de cada término referido a un concepto.




Recapitulando…

Plan de trabajo para debutantes (y no tanto…)

1 Escribir cada día durante un tiempo fijo

2 Manipular el lenguaje con los utensilios idóneos

3 Encontrar un espacio físico apropiado

         4 Transgredir la lógica y lo cronológico

5 Dedicarse a la caza de ideas

         6 Aprender de otros

7 No eliminar nuestros primeros textos

8 Seleccionar lectores aptos

9 Captar matices 


En la próxima entrada: Taller de Textos: propuestas para practicar lo que hemos aprendido y desarrollar nuestra creatividad 


2 comentarios:

  1. Me gustaría felicitarte por este blog, me resulta entretenido y de gran ayuda. De momento voy por aquí, pero seguiré avanzando.
    Espero que con el tiempo vaya llenando mi blog (http://creoquetehasequivocado.blogspot.com.es) de más y mejores historias.
    Y en parte será gracias a esto.

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    1. Gracias a tí por comentarlo, Javier, si escribes un blog sabrás cuánto animan a seguir adelante este tipo de comentarios... me alegro mucho de que el taller te esté entreteniendo y que te esté siendo útil... ¡qué mas se puede pedir! ¿Verdad? - un abrazo y hasta siempre...!

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