No aferrarse a la lógica
Seguir el hilo cronológico no es escribir creativamente.
Escribir no es copiar la realidad en su orden cotidiano, sino transformarla.
Imaginar lo que pudiera haber sido y no sólo contar lo que es.
Comenzar el texto por “se despertó”; continuar con: “se
levantó de la cama”, “se lavó los dientes”, “se vistió”, “desayunó” y “salió a
la calle”, es explicar ó informar. Pero escribir no es un pretexto para
informar.
Lo significativo podría ser, por ejemplo, contar de qué modo
ejecutó el personaje cada una de las acciones citadas, la manera personal de
hacerlo.
Otra posibilidad favorable: saltear pasos lógicos,
tergiversarlos, elidirlos
Da buenos resultados escribir sobre lo que nos apasiona
aunque pensemos que otros lo consideran absurdo, ser auténtico es más positivo
que responder a lo “normal”. ¿Por qué ambientar el invierno con una chimenea o
gruesas bufandas, si cada uno de nosotros acopiamos tantas otras imágenes que
nos remiten al invierno, imágenes singulares que llamarán más la atención del
lector?
Tengamos en cuenta que, si lo deseamos, en un relato se
puede resucitar al que anteriormente habíamos matado. Uno es libre al escribir.
De allí, entre otras cosas, proviene el placer.
La
sugerencia:
Contar
lo diferente y no lo obvio de cada día.
Las ideas están por todas partes
Apuntar las sensaciones, los trozos de frases que se
escuchan al pasar, lo que se observa.
Describir lo que nos rodea, deteniéndose
en detalles mínimos
Salir por la mañana a registrar. Tomar nota de lo que cada
día uno mira sin ver. Hacer lo mismo por la tarde y por la noche. Captar los
matices de la luz en los mismos sitios. Curiosear, indagar, provocar, y seguir
apuntando. Incluso, la fuente de nuestro registro puede ser la televisión o la
radio.
Con los elementos reales nos inventamos un mundo ficticio
No hay limitaciones en cuanto a la elección de dichos
elementos reales. EL objetivo es amueblar un mundo propio.
Al mismo tiempo, se hará el tamiz. Existen numerosas teorías
acerca de cómo administrar las ideas en la escritura. La página vacía no tiene
por qué intimidarnos. Un buen sistema para desarrollar ideas es partir de la
impotencia ante el papel en blanco; de las dificultades para escribir: hablar
de la impotencia y poner las dificultades a un personaje nos facilitará la
tarea.
La ansiedad no es buena consejera. Para encontrar las ideas
hay que tener las antenas bien preparadas, estar
abierto es el primer paso.
La
sugerencia:
Trazarse
un boceto de escritura “en ruta” y atrapar las ideas susceptibles de ser
incorporadas a nuestra futura obra.
Reflexiones
La respuesta a la pregunta “¿Por qué escribo?” puede
ser un disparador de la escritura.
¿Por qué se escribe?
- Para divertirse, para jugar
con las palabras: combinarlas, romperlas, ordenarlas y desordenarlas
- Para ser eterno
- Para comprenderse a uno
mismo. Porque verbalmente no se consigue decir lo que se desea o se siente.
Además, lo escrito se puede rectificar; lo oral no.
- Para corregir la vida de
uno
- Para completar o inventar
los mundos que deseábamos tener y no tuvimos. Reconstruimos en la página lo que
no hemos podido vivir
- Para comunicarnos. En este
sentido, se implica al lector. Suele suceder que un relato, un poema, una
parábola, le revelan al lector algo que para el mismo permaneció oculto hasta
el momento de la lectura
- Para resolver conflictos.
Escribir es una actividad semejante a soñar. Contaba Freud, cuando investigaba
el mundo de los sueños, que había una vez un pueblo en el que todos los hombres
estaban enamorados de la misma mujer. Hasta que un día, uno de ellos, un
hombrecillo diminuto, amaneció diciendo que se sentía liberado de esa obsesión.
Al indagar sus vecinos cómo lo había conseguido, les contó que esa noche había
soñado que la mujer lo amaba. Así fue como el hombrecillo resolvió el
conflicto. Idénticos resultados se pueden conseguir escribiendo.
Nota
personal: curiosidad e imaginación, estas son, desde
mi punto de vista, unas de las cualidades que más nos pueden ayudar a
desarrollarnos como escritores, por eso he utilizado a propósito una palabra
“extraña” en esta entrada, se trata de “elidirlos”. A lo mejor alguno de
vosotros al leerla ha pensado “un error tipográfico ó de redacción, quería
decir “eludirlos””, no está mal, pero hay que tratar ir un poco más allá, usar
el diccionario, que si leemos su definición pone, más o menos “elidir: Suprimir
la vocal con que termina una palabra cuando la que sigue empieza con otra
vocal.”, y entonces habréis podido pensar “bien, acabo de aprender una nueva
palabra, pero lo que trató de decir fue “eludir””, esto está mucho mejor, pero
aun así hay que tratar de ir un poco más allá ¿Por qué no pensar que lo que se
ha escrito es, precisamente, lo que trataba de escribirse? ¿Por qué no hacer un
pequeño esfuerzo mental y pensar, apoyado en la definición de diccionario, el
significado que el autor quiere dar a esa palabra dentro del contexto que la
escribe? – os recomiendo hacer este tipo de ejercicios todo lo que podáis, os
abrirán la mente, leyendo a otros llegaréis a ideas para relatos propios ó,
como mínimo, creo que os divertiréis en el proceso
...Y soñé que tenía un río
ResponderEliminary mis manos lo alcanzaban
no era agua lo que vertía
eran trozos de mi alma
No me he vuelto loca Fernando, o por lo menos no mas de lo que pudiera estar. Hoy no he querido comentar estas magníficas recomendaciones, estoy tan de acuerdo con ellas que simplemente las estoy poniendo en práctica.
Gracias por tus consejos, son los que mas valoro.
Muchas gracias Pilar, hermosas palabras y muy alagadoras, gracias por compartir...
EliminarComo dices, que difícil enfrentarse a la página en blanco, y que suerte contar con tu ayuda.
ResponderEliminarMuy amable Pedro, gracias por tus ánimos...
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