La actitud de apertura
Cada individuo tiene una
actitud diferente frente al mundo. Cada ser humano posee su propia perspectiva
que le induce a una visión particular de la realidad. Lo mismo sucede con la
que adopta durante el acto creativo, es decir, en el tiempo que se puede
denominar anterior al texto.
Ser conscientes de dicha
actitud puede ser beneficioso a la hora de prepararse para escribir. Será otra
herramienta de trabajo. Plantearse:
¿Cómo iniciamos nuestro proceso de creación?
Recurrimos a la gama de
posibilidades que ha esquematizado el alemán Julius Petersen:
1 La
inspiración inmediata, fulminante irrupción de la idea artística en el sujeto,
“la expresión inmediata de la vivencia”, “la inspiración mística”.
2 La
inspiración febril y dolorosa, o caótica, por la que el artista se siente presa
de un proceso nervioso que le produce angustia y excitabilidad.
3 La
concentración consciente intuitiva, o constructiva: un esfuerzo coordinado del
artista que funde diversas representaciones (vividas, literarias, plásticas)
para crear la obra.
4 La
reflexiva, donde una idea previa atrae a una serie de ideas secundarias
aportadas por la observación o el recuerdo, y
5 La crítica
productiva, según la cual las obras surgen por reacción (así, por ejemplo, el Quijote
frente al Amadís
y otros libros de caballerías).
Nota personal: quizás estés pensando “está bien conocer este tipo de esquemas, como
el del alemán Petersen, pero realmente esto… ¿me ayudará a escribir? – yo tengo
mi estilo, mi forma de inspirarme y de vivir la escritura, así que desde el
punto de vista práctico esto no me vale de mucho”, pero, como otras veces antes, hemos visto y veremos que muchas cosas se pueden mejorar
entrenando, y muchas veces ese entrenamiento puede ser tan sencillo como
conocer cómo se puede iniciar el proceso de creación, para así no agobiarnos
por no recibir el “soplo” de la musa pero tampoco descartar un “arrebato”
productivo como algo que no se pueda usar para crear… de manera natural, todos
llegaremos a nuestro propio estilo, que será el más productivo y fácil para
cada uno, y que a lo mejor será diferente al que ahora creemos que es el
nuestro. No olvides esto para no cerrar las puertas al que a lo mejor es en
verdad tu estilo. Una vez encontrado sin duda, y sólo entonces, deberemos
configurar nuestro entorno de escritura para favorecerlo.
En general, tratándose de
la creación literaria se debe señalar que comprende dos etapas principales:
la intuitiva
la de
configuración.
Por otra parte, no olvidar
que trabajamos con la palabra cuyo valor cotidiano recreamos.
La sugerencia:
Observarnos a nosotros mismos y tomar nota de qué fases atravesamos en el
proceso de creación. No olvidar que, en cualquier caso, el medio a través del
cual desarrollaremos el germen que consigamos es el lenguaje; configuremos
nuestra vida en consecuencia.
“No hay
espejo que mejor refleje la imagen del hombre que sus palabras”
Juan
Luis Vives
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Recapitulando…
1 Formarse imágenes tanto de lo conocido como de lo
desconocido y jugar con ellas para formar más ideas.
2 Las ideas se mueven, por lo tanto debemos estar alertas.
3 Las ideas son puntas de hilo
detrás de las cuales se extienden más metros de hilo.
4 Cuando durante el proceso de
escritura las ideas se multiplican y nos desvían, es el momento de detenerse y
elegir.
5 Prestar atención y memorizar
conduce a imaginar, o sea, a colorear ideas.
6 Elegir bien el lugar donde escribir ha de motivarnos.
7 Responder con lo atípico es una
manera de generar la idea.
8 Estar abiertos a nosotros mismos y observar nuestras
actitudes frente al acto de crear y así aprovecharlas mejor.
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