Fragmentos de un diario
Veamos algunos fragmentos
de los diarios del dramaturgo Eugenio Ionesco, en los que incluye reflexiones
acerca de la vida, de la muerte, del arte y breves cuentos satíricos. Se
caracteriza por indicar únicamente el año, sin especificar mes ni día. Fluctúan
entre 1940 (época de sus recuerdos) y 1967 (tiempo de la escritura). Son notas
sueltas de sus cuadernos, que repasa y copia. Los fragmentos están separados
entre sí por un asterisco.
Es, por lo tanto, una
manera diferente de construir un diario, que queda a medio camino entre el
relato ficticio y el autobiográfico. Especialmente, en algunos conjuntos de
fragmentos. A continuación citamos un fragmento de cada conjunto: el que
contiene la síntesis de lo que desarrolla después, en los fragmentos escritos a
continuación.
La diferencia con otros
diarios está dada no sólo por la agrupación temática que comentamos, sino
porque cada tanto retoma los temas y porque no especifica, salvo excepciones,
en momento de la transcripción.
Primer fragmento:
“Cuando se
tiene la mal suerte de haber nacido se debería tener, por lo menos, el consuelo
de vivir bien y cómodamente (…)”
Segundo fragmento:
“M. acaba
de casarse con una muchacha; muy bella, muy pura parecía ser. Le engaña tres
semanas después de la boda. Se lo dice (…)”
Tercer fragmento:
“Es muy
sencillo. El mundo debe ser conducido por aquellos a quienes les interese
conducirlo. ¿Quién merece conducir el mundo? (…)”
Diarios de mujeres
La
mayoría de las escritoras occidentales han llevado un diario como un medio de
mitigar la espera del amor o como vía de escape ante una realidad que hasta no
hace muchos años las convertía en seres castrados por la sociedad o rebeldes en
potencia. De algunas de ellas y de otras tantas mujeres del siglo XX quedaron
sus vidas eternizadas literariamente.
Elegimos
algunos párrafos muy significativos, como significativas son sus autoras:
Rebelarse, de Isadora Duncan
“Antes de
que yo naciera, mi madre sufrió una crisis espiritual. Su situación era
trágica: no podía tomar ningún alimento, sólo ostras y champagne (…) Empecé a
bailar en el seno de mi madre, seguramente por el efecto de las ostras y del
champagne: el alimento de Afrodita. El carácter de un niño ya formado en el
seno de su madre. Yo era una bailarina y una revolucionaria.”
Isadora
Duncan tuvo una historia personal excepcional: educada por su madre separada,
que la introdujo en el culto a la belleza, la libertad, el arte, el ateísmo, y
nutrida por autores como Shelley, Keats y Burns, hizo de su vida un olimpo de
danza y extravagancia. Su diario trasmite un estado de rebeldía y una mirada
irónica de la vida. Era, también, su válvula de escape.
Foto de Isadora
Duncan
Adueñarse de un mundo, de Carson McCullers
“Un día,
cuando tenía 4 años, pasé por delante de un convento. En contra de lo habitual,
las puertas del convento estaban abiertas y vi, en el interior, niños que
comían helados y jugaban en un columpio de metal. Los contemplé, fascinada.
Quise entrar, pero mi acompañanta me dijo que no, que no podía porque yo no era
católica. Al día siguiente, el portal del convento estaba cerrado. Pero, más
tarde, pensé a menudo en aquella fiesta de la que estaba excluida. Quise
escalar el muro, pero era demasiado pequeña. Estaba convencida de que, al otro
lado, se celebraba una fiesta maravillosa en la que no podía participar.”
McCullers
mira al mundo como un universo ajeno, del que no formaba parte, incluso en los
últimos momentos de su vida. Por lo tanto, el diario significó para ella un
espacio –el de la página- del que podía adueñarse, al que podía entrar tantas
veces como quisiera.
Siempre me ha resultado curioso el tema de separar con asteriscos. También se usa como recurso para separar partes en un mismo capítulo de una novela, por ejemplo, o para introducir el pin en el cajero automático * * * *
ResponderEliminar:)
Cierto Joaquín ;-)
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